Eva Skinner
[Estados Unidos, California, 9 de enero]
Se sentía bien. Se sentía vivo.
Y pese a que había perdido un tiempo precioso encontrando a la persona adecuada, había valido la pena... Ella era perfecta. Y no aquel chiquillo de Massachusetts. Ni tampoco la joven del avión privado.
Eva.
Ella era la que le hacía falta.
Era ella, la elegida.
El tipo de la seguridad era un armario de dos por dos con una camiseta oscura tensa como la piel de un tambor sobre sus músculos de culturista. Escaneó a la muchacha con una mirada hostil. Luego descubrió la identificación en la que ponía FAN CLUB y le hizo una señal con la cabeza para que pasara.
-Por aquí -le dijo con un tono arisco.
Eva Skinner pasó la valla metálica seguida de Susy, Jennifer y las otras cinco muchachas del comité directivo. Faltaba bien poco para que empezase.
A su derecha los los alumnos del Meredith Logan se apelotonaban contra las vallas. A la izquierda estaba el escenario, separado del público tan sólo por un bajo parapeto y un escueto trecho de césped.
La batería ocupaba por sí sola más de la mitad del espacio, con sus buenos cinco bombos y una cantidad indeterminada de cajas, platos, tambores, charles y toms de piso. Había bongós y tambores tribales para las baladas, e incluso un largo soporte en el que estaban colocadas todas las guitarras que Freno iba a usar a lo largo del concierto.
Los teclados de Bumba, montados sobre muelles para que pudiesen moverse al ritmo de la música, estaban flanqueados por los ordenadores de los efectos especiales. Y entre todo aquello se divisaban los micrófonos de Gardenia y el bajo de Mistik, colocado en un caballete en el centro del escenario.
-Alucinante -murmuró Susy con los ojos como platos.
-Flipante -la imitó Jennifer.
Eva, sin embargo, no dijo nada. Observaba cómo los técnicos terminaban de conectar los últimos cables. La pantalla gigante estaba mostrando un bucle con el vídeo de la gira mundial.
Las muchachas se encontraban en una posición fantástica: serían la primeras en ver a Gardenia cuando subiese al escenario. <<¡Disfrutad de la vida, peña!>>, gritaría ella.
Y después: <<¡Somos los Ceb Digital!>>
Todos los focos se encendieron de golpe, y de la masa de muchachos apelotonados contra las vallas se elevó un rugido.
-¡Ceb-Dig!, ¡Ceb-Dig!, ¡Ceb-Dig!
La desilusión fue enorme cuando vieron que la que se abría paso entre los instrumentos musicales no era Gardenia, sino la profesora Hanna Jeffrey Logan, directora del instituto, además de bisbisbisnieta de la Meredith que lo había fundado.
-Este evento -empezó a decir la directora en medio del silencio que le había dado la bienvenida- que despierta tanto entusiasmo en vosotros es en realidad un momento educativo de gran importancia para nuestra institución... La música es fundamental para la formación de las mentes jóvenes... Un concierto que hará eco en todo el país...
Después de cinco minutos de aquel rollo, los muchachos ya no aguantaron más. Los coros volvieron a empezar con más ímpetu que antes, entreverados en esta ocasión con gritos aislados del tipo <<¡Vale ya de cháchara!>> o <<¡Queremos a Gardenia!>>
El nombre de Gardenia empezó a correr de boca en boca, hasta que se convirtió en un bramido ensordecedor. Al final la directora se encogió de hombros.
-Estoy segura de que me habéis entendido -concluyó-. Disfrutad tranquilamente y sin haceros daños, de este momento. Doy paso a los famosos Ceb Nominal...
-¡¡Ceb Digital!! -aulló la muchedumbre que tenía delante tan fuerte que la despeinó.
-Sí, sí, de acuerdo, como digáis. Buenas tardes.
Dio marcha atrás a toda velocidad, y las luces del escenario se apagaron.
-Ya está aquí -susurró Eva, ansiosa-. Están empezando.
Don don don don...
El sonido del bajo de Mistik empezó a expandirse por el aire, machacando todo el rato la misma nota, y el entusiasmo de los muchachos se subió por las paredes. Los gorilas del servicio de seguridad tuvieron que apoyar todo su peso contra las vallas para evitar que se viniesen abajo.
La guitarra de Freno empezó con su solo. El escenario seguía vacío.
-Después, una voz femenina y limpia silabeó <<Dis-fru-tad-de...>>
-¡... LA VIDA, PEÑA! -respondió el público a coro.
-Sí, eso mismo -era casi un murmullo, pero desprendía una energía extraordinaria, de tan contenida como estaba-. Hoy, en el Meredith Logan Junior High School de ¡BERKELEY, CALIFORNIA...!
La voz se había levantado por un instante, pero enseguida volvió a convertirse en un susurro.
-Nos ha presentado vuestra amabilísima directora, chicos... Pero, ¿cómo podéis soportar a una tía así? Qué suerte tenemos nosotros de no seguir yendo al cole.
Gritos, risas.
-Estamos aquí por vosotros. Para que os divirtáis. Somos los...
-¡¡Ceb Digital!!
Los focos se encendieron, y los músicos entraron en el escenario corriendo.
A continuación hubo una explosión de música, saltos y gritos, y Eva ya no entendió nada, aparte de que era totalmente feliz.
Después de una hora y veinte minutos de concierto, había gritado hasta quedarse sin voz. Cuando Freno arrancó con el solo de guitarra a todo volumen, la adrenalina le hizo un nudo en la garganta con tal violencia que creyó que se iba a desmallar.
-Damas y caballeros -anunció Gardenia desde el escenario., tenemos el orgullo de haceros escuchar ahora nuestro último single. Se llama...
-¡¡Luv Luv Punka!! -contestó el público por ella,
La guitarra aumentó de intesidad mientras el resto de los instrumentos se añadía uno por uno y en el escenario la pantalla centelleaba con las imágenes del videoclip. Un chiquillo se despertaba en una habitación desordenada, tomaba el desayuno...
-Life is something weird-a, boring-a, laid-a, that's my shout 'coz l...
-¡¡Luv Luv Punka!!
Gardenia iba vestida de mujer de la limpieza. Caminaba por la calle, veía huir al muchachito, lo cogía de la mano. En un callejón lluvioso, Freno tocaba la guitarra tirado entre los contenedores de basura. Zoom sobre la escalera de incendios del edificio, y ahí estaba Bumba, al teclado.
-... so wanna say that l...
-!!Luv Luv Punka!!
Gardenia recogía una rosa del suelo, ésta adquiría nueva vida , su tallo se estiraba hasta el suelo y hundía sus raíces en él, se convertía en una planta robusta que levantaba a Gardenia y al chavalín hacia el cielo. Su corola se abría en un remolino de colores. Luego, por un instante, sus pétalos cambiaron de forma.
Se transformaron en dos círculos concéntricos. Dibujaron un ojo.
Algo que Eva ya había visto.
Sucedió tan rápido que nadie del público le prestó atención. Pero aquella imagen se grabó en el cerebro de Eva Skinner.
Y a su alrededor todo se volvió negro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario